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La cuestión del sujeto en el pensamiento de Gilles Deleuze

Fecha
2009-03-23
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Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Facultad de Filosofía. Departamento de Filosofía
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Resumen
El hilo conductor que hemos seguido a la hora de articular nuestro estudio es el problemático estatuto que reviste la subjetividad en el proyecto filosófico de Gilles Deleuze. La cuestión del sujeto atraviesa de parte a parte la obra deleuziana, en la que desempeña un papel tan crucial que su exposición va a requerir el examen de los principales núcleos teóricos que componen el programa del pensador francés. El carácter nuclear que adquiere la problemática del sujeto en el pensamiento de Deleuze muestra todo su sentido cuando se entra en la consideración del propósito que el filósofo persigue a lo largo de toda su trayectoria intelectual y que, como es sabido, no es sino la elaboración de un concepto radicalmente original de la diferencia con respecto al cual toda forma de identidad o de mismidad ha de ser considerada como secundaria y derivada. Esta es la razón que lleva a Deleuze a revisar cuidadosamente la noción del sujeto legada por la tradición, ya que es el sujeto, como fundamento, el que desde la Modernidad ha domeñado la diferencia a las exigencias de la representación. Este es el motivo que nos ha llevado a reflejar, en el primer capítulo, la relación que Deleuze establece entre representación, diferencia y subjetividad como un paso previo a la exposición de su original filosofía del sujeto. En el segundo capítulo se expone la filosofía de la naturaleza elaborada por Deleuze, y más concretamente su teoría de la individuación intensiva, que es tributaria de los trabajos de Gilbert Simondón. Deleuze establece un paralelismo entre los procesos responsables de la emergencia de los individuos y los que corresponden a la génesis de la subjetividad. En efecto, de modo coherente con el empirismo trascendental al que el filósofo francés se adhiere a lo largo de toda su obra, lo único que hay son relaciones de individuación, de subjetivación, sin que les preexistan sujetos formados o individuos personales. Esta es la razón que le lleva a centrarse, en lo que atañe al estatuto del sujeto, en las condiciones reales que presiden su constitución. No sólo eso, sino que el examen de la filosofía de la naturaleza deleuziana tiene la ventaja de permitir la aproximación a una serie de conceptos nucleares que componen el denso entramado conceptual del pensamiento del filósofo francés, y que desempeñan un papel decisivo en su tratamiento de la subjetividad. Los capítulos tres y cuatro se han dedicado a la exposición de lo que constituye el núcleo de la filosofía del sujeto elaborada por Deleuze, en la que el tiempo desempeña un papel fundamental, ya que el sujeto es concebido en ella como indisolublemente ligado al ciclo temporal que la repetición instituye por medio de tres síntesis pasivas: Hábitus, Memoria y Eterno Retorno, que presiden el proceso de producción y disolución del mismo. El sujeto –el habitus– es planteado por Deleuze como una síntesis disyuntiva que es resultado de la contracción de fuerzas heterogéneas, el producto precario de una contemplación que contrae dos series divergentes que resuenan entre sí, no una entidad devenida sino un proceso en continuo devenir. La segunda síntesis pasiva que la repetición instituye – la Memoria – es la que permite a las dimensiones constitutivas del hábitus – contracción y pretensión – desplegarse en las síntesis activas de la memoria y el entendimiento como facultades de un sujeto constituido planteado como un “yo”. Finalmente la tercera síntesis, que Deleuze va a equiparar al Eterno Retorno nietzscheano, concierne al devenir, esto es, a la actualización del acontecimiento como absoluta novedad que en su efectuación no deja que nada retorne, al menos en su identidad. El capítulo cuatro gira en torno a la compleja relación que Deleuze establece entre acontecimiento y subjetividad. El sujeto es concebido ahora como un pliegue, en tanto supone un plegamiento de las dimensiones intensivas heterogéneas – acontecimientos – que componen el plano informal del que todo emerge. La subjetividad es planteada por el filósofo francés en su estudio sobre Leibniz como un adentro que se instituye al mismo tiempo que el Afuera que incluye, una multiplicidad en continuo devenir que de ningún modo puede plantearse como una identidad. En el capítulo quinto se aborda la teoría del arte elaborada por Deleuze siempre desde la perspectiva de la subjetividad. La obra de arte es concebida en ella como un bloque de perceptos y afectos que no deben ser confundidos con las percepciones y los sentimientos de un sujeto, ya que en realidad corresponden a las dimensiones actuales –longitud y latitud- de la multiplicidad intensiva –haecceidad- que la obra encarna, que no remite a ninguna subjetividad constituyente ni depende de las circunstancias de su efectuación. El capítulo sexto, por último, está centrado en la filosofía política de Deleuze. Hemos expuesto aquí la concepción del sujeto como residuo a partir de la triple síntesis que las máquinas deseantes realizan en el plano de consistencia virtual y en el tiempo no sucesivo del Aión, así como los procedimientos que sirven al socius –el organismo social- para transformar a los individuos en piezas de su maquinaria social.
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Categorías UNESCO
Palabras clave
epistemología, postmodernidad
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Facultades y escuelas::Facultad de Filosofía
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