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El anarquismo de Julio Camba

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2016-01-26
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Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Departamento de Historia Social y del Pensamiento Político
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INTRODUCCIÓN. El compromiso de Julio Camba con el anarquismo abarca poco más del primer lustro del siglo XX. Su trayectoria en relación con la acracia es semejante a la mantenida con anterioridad por Azorín y Eduardo Marquina, con la peculiaridad de que el escritor gallego participó en el anarquismo argentino y español. DESARROLLO TEÓRICO. En el análisis de sus planteamientos políticos se tiene en cuenta su labor literaria -la más importante- y otras actividades relacionadas con el mundo libertario (conferencias, participación en huelgas, amistades con intelectuales de la Idea, etc.) que ayudan a fijar su propuesta ideológica. No debe olvidarse que por su activismo social fue expulsado de Argentina por una ley de represión del anarquismo. La cuestión más compleja es su concepción de la anarquía, sobre el particular, debe resaltarse el artículo publicado en El Almanaque de la Revista Blanca de 1904 titulado El ideal - anda, anda, en el que mantiene una tesis similar a la de Tarrida del Mármol. Para él, la anarquía es un límite inalcanzable, al que la futura sociedad libertaria se aproximará cada vez más pero sin llegar a esa meta. Ese principio fundamental de su concepción libertaria se complementa con otros, que nos permite situarlo dentro de las corrientes existentes en el movimiento ácrata del momento. Sus relaciones con otros intelectuales, sobre todo con jóvenes escritores comprometidos con el anarquismo argentino, como Basterra, Florencio Sánchez o Ghiraldo y sus colaboraciones en el periódico La Protesta Humana nos permite situarlo dentro de un anarquismo pro-organizador opuesto a las tesis individualistas. Sus referentes ideológicos son Bakunin, Malato, Guyau, Kropotkin, Reclús o Hamón -los tres últimos suscritos a El Rebelde editado por Camba y Antonio Apolo- revelan que su pensamiento está dentro de un anarquismo de corte clásico. No obstante, en los tres periódicos libertarios con los que tuvo relación directa, siguiendo un orden cronológico: La Protesta Humana, Tierra y Libertad y El Rebelde, acreditan sus artículos una deriva desde posiciones pro-organizadoras a ramalazos más individualistas, sin que ello implique su inclusión en un "anarquismo individualista" de raíces stirnianas o nietzschianas. Desde la perspectiva anarquista trató, además de temas relacionados con la ideología en general, otros concretos como: el arte, el feminismo, el militarismo, el cristianismo, etc. Sus planteamientos libertarios se manifestaron tanto en la prensa de ese signo como otros periódicos de matiz republicano, de cuya redacción formó parte después del cierre de El Rebelde, como fue el caso de El País y España Nueva. Es muy significativo el hecho de que durante su etapa en El Rebelde se mostrase defensor de las tesis de la propaganda por el hecho. Un ejemplo claro de ese posicionamiento es el artículo que le dedica a Joaquín M. Artal después del atentado contra Maura, que le costó veintiún días de prisión. De la virulencia de sus artículos en ese semanario dan cuenta las catorce denuncias de la fiscalía contra su persona. Después del atentado de Morral contra Alfonso XIII su anarquismo se modera, y a finales de 1909 desde París publica crónicas en El Mundo que acreditan su abandono del ideal. CONCLUSIONES. Julio Camba tiene un recorrido político semejante al de otros intelectuales españoles de entre siglos (XIX - XX), de profesar ideas anarquistas en su juventud termina en su madurez asumiendo planteamientos conservadores (Azorín y Marquina). A diferencia de los dos intelectuales reseñados tuvo relación con los movimientos libertarios más importantes de Europa y América: el argentino y el español. Caso similar es el de Rafael Barret que a su relación con el anarquismo argentino y español suma el paraguayo. Su militancia libertaria le permitió relacionarse con destacados anarquistas argentinos (Basterra, Ghiraldo, Guaglanione) y españoles (Ferrer i Guardia, Urales, Mañé y Morral).
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