Mansilla, H. C. F.2025-07-042025-07-042000-01-01https://hdl.handle.net/20.500.14468/28900Las teorías postmodernas no son tan novedosas como presuponen sus seguidores. El escepticismo clásico de la época helenística constituye el precursor más interesante del postmodernismo por su implacable relativismo y, paradójicamente, por su inclinación liacia el oportunismo ideológico y al conservadurismo político. Los escépticos de la Antigüedad, como los postmodemos de hoy en día, suelen ser individuos desencantados de las doctrinas revolucionarias y los sistemas filosóficos de supuesta validez universal. Ambos movimientos han desarrollado, por supuesto, una razonable tendencia anti-dogmática y ciertas técnicas desintegradoras de las grandes construcciones teoréticas. Sin embargo, ambos parten igualmente de un principio dogmático: si todo nuestro conocimiento, percepciones y proposiciones son relativas y cuestionables, este mismo principio es también inseguro y deja abierta la posibilidad de un cierto conocimiento relativo. En la esfera política, el principio del «todo vale» se convierte en un auténtico motto conservador: puesto que todas las opciones son igualmente buenas o malas, uno tiende a aceptar el orden existente como el mal menor.esinfo:eu-repo/semantics/openAccessEl escepticismo clásico como precursor de las teorías postmodemistasartículo